El error fue del Barça
Xavier Bosch
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El próximo sábado se cumplirán ya las cuatro semanas del 0-4 del Barça en el Bernabéu. En Madrid se ha corrido un tupido velo sobre lo acontecido en lo deportivo. Parece que esa exhibición pasó hace cuatro meses, no cuatro semanas. Pero si poco se ha hablado del baño futbolístico de los de Flick, más de puntillas todavía se ha pasado sobre los insultos racistas dirigidos a Lamine Yamal, Raphinha y Ansu Fati. El problema de fondo no es que mediáticamente el hecho durase 48 horas, lo grave es que la Comisión Antiviolencia sigue mirando para el otro lado, de una forma tan inusual y vergonzante que, prácticamente, la convierte en cómplice del ataque a los tres delanteros del Barça. Tras tres reuniones de Antiviolencia, sin tomar decisión alguna al respecto hacia los aficionados concretos, sobre el fondo norte o sobre el Club local, uno empieza a pensar que a esta Comisión les interpela más el color de la camiseta que el color de la piel de los futbolistas. A los jugadores del Barça les llamaron “hijo de puta” repetidamente, “menas”, “monos” y les mandaron a vender pañuelos a un semáforo. Y a pesar de que el Real Madrid y las cámaras de la Liga tienen identificados a los cuatro aficionados que profirieron tales gritos racistas, no hay sanción de ningún tipo hacia los socios, a la grada concreta o al Real Madrid. Insólito e inimaginable viendo los precedentes que existen con los insultos a Vinicius en Mestalla o a Nico Williams en el Metropolitano.
¿Qué hace singular el caso del Barça en el Madrid? Dos........
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