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Que traigan a alguien, por favor
Josep Maria Minguella
Siguen los desastres bélicos, viajan presidentes para intentar arreglos y el resultado es de cada vez más cadáveres por las calles de diversos países. Un horror.
Lo que no fue un horror fue la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París. Digo que no fue un horror pero fue un plomizo que no se acababa nunca. Puedo entender la tentación de hacer aparecer el Sena y sus barcas, la inigualable Torre Eiffel para volverla a enseñar al mundo, miles de personas asistiendo impertérritas a pesar de la lluvia, Zidane, vestido como si fuese a entrenar al Real Madrid, nuestro Nadal, casi con la raqueta para jugar, el recuerdo de Carl Lewis y aquellos 100 metros........
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