Jordi Camps

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El fútbol español es mucho más que un deporte. Es un fenómeno social, un motor económico y, en muchos casos, una herramienta de poder político. Gestionar cualquier competición con tantas implicaciones, donde conviven clubes con modelos, ambiciones y recursos muy distintos, es una tarea extremadamente compleja. Esa es la realidad diaria de LaLiga, una institución que debe actuar como regulador, redistribuidor y, a menudo, como árbitro entre intereses contrapuestos.

En los años 90, el modelo de club en España estaba agotado. Las entidades deportivas eran asociaciones sin ánimo de lucro, gestionadas por juntas directivas sin control económico real. El objetivo era ganar, no ser sostenibles. Eso llevó a una deuda creciente, especialmente con la Hacienda pública. Para frenar esa deriva, el Gobierno impulsó la conversión de los clubes en........

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