Matarile, rile, ron...
Sayyed Hassan Nasrallah, un señor con turbante negro, más malo que la humedad, es el pope de la organización terrorista Hezbolá. A su predecesor en el cargo, un tal Musawi, que era igual o más atravesado, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) le dieron matarile hace veinte años. Federico Corriente, académico de la RAE —fallecido en 2020—, leyó en su discurso de ingreso que el término venía del andalusí má tarí li (¿qué me ves?). Musawi no vio venir el misil que le disparó un helicóptero, así que está bien traído. En el Diccionario del Español de México leo que es "dar algo por completamente terminado". También vale.
La semana pasada, unos miles de sicarios de Nasrallah, chulánganos desconfiados, oyeron un beep en sus buscas. Algunos tuvieron tiempo para leer el mensaje: ¿qué me ves? Les dieron matarile. El pope había comprado los buscas en una oferta por fin de temporada. Le van a pedir cuentas. Estos días, mientras espera su turno para ir al paraíso, se ha calado el turbante y sigue con sus amenazas… pero por lo bajinis.
En la madrugada del 7 de octubre de 2023, terroristas de Hamás invadieron Israel desde Gaza. Atacaron despiadadamente 22 comunidades civiles cercanas a la frontera, un festival de música y una docena de bases del Ejército. En dos semanas se cumplirá el primer aniversario de la masacre que desencadenó la Operación Espada de Hierro de las FDI. Al día siguiente, Aljazeera publicaba un comunicado de Hezbolá: "En solidaridad con la victoriosa resistencia palestina, los grupos del........
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