Un siglo de Galeusca
Apenas queda una semana para que se despeje la incógnita de quién será el próximo presidente de Galicia. Nadie cuestiona a estas horas de la campaña que el Partido Popular ganará las elecciones con una mayoría abrumadora. Por otro lado, Sánchez, al frente de su frente, se resigna a que el Bloque Nacionalista Gallego adelante al Partido Socialista Obrero Español, una circunstancia que daría por buena siempre que el sumatorio de ambas fuerzas, con alguna adición eventual, les permitiera acceder al Gobierno. La murocracia socialista consiste en aceptar displicentemente que en los territorios históricos de Cataluña, País Vasco, y, en una mera hipótesis, Galicia, el socialismo del fundador Pablo Iglesias quede reducido a una muletilla del nacionalismo destituyente. Todo por el poder central.
Sánchez ha desplegado el cartón del Monopoly nacional y sabe que para ganar la partida, que no es otra que La Moncloa, tiene que ceder territorialmente, consintiendo con sus votos que fuerzas centrífugas y disolventes puedan gobernar en determinadas Comunidades Autónomas. El "do ut des" del utilitarismo socialista no es más que la expresión inequívoca de la decadencia de un partido que solo puede aspirar a conmutar votos a cambio de poder.
Galicia, País Vasco y Cataluña, junto a Andalucía, conformaron en el proceso germinal de la etapa constituyente, el núcleo de las Comunidades autónomas privilegiadas con un carril de aceleración para acceder a la plena autonomía prevista en la Constitución y en sus respectivos estatutos. Como valor orientativo, las tres Comunidades Autónomas........
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