Errejón: el último tango en Madrid
"El horror, el horror". Así finaliza Brando (Kurtz) en Apocalypse Now (1979), probablemente el último gran papel del animal convertido en actor. Para el mainstream del feminismo actual, Brando debe ser un satanás rijoso y violador, un estereotipo ablativo del machismo eterno. Hoy Brando sería quemado, con mantequilla, en la plaza de la Villa de Madrid, con vítores de una izquierda que ha sacralizado estúpidamente el sexo, y de una parte de la derecha, que contemplativamente, ha comprado la mercancía averiada del nuevo puritanismo populista, por intuición demoscópica, por falta de convicciones o por oportunidad.
Es posible que en estas infaustas horas de autoinculpación y expiación, Errejón se lamente de su destino, y sienta el horror de las tinieblas en su propia carne trémula. Kurtz, el que se adentra en el corazón de la selva, en el Vietnam de la muerte de toda una generación, es un ser esencialmente humano, tan humano que afirma que "juzgar nos derrota".
Pues bien, en el nuevo Madrid de los cursos de feminismo para todos, lo primero que hacemos es juzgar, y, como tal, todos salimos derrotados. Unos y otros. Madrid no es París, ni falta que hace, como la Carrera de San Jerónimo no es la Rue des Francs-Bourgeois. A diferencia de Brando, donde no había........
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