Terrorismo más o menos blandito
Bastaría con la conclusión: la náusea ante la banalización de la maldad. Es como mi amigo Alberto Tapia, extraordinario profesor de Derecho mercantil de mi Universidad Complutense, concluía su post de ayer dentro del blog que publica, aunque lo haga con pseudónimo transparente. Él va a saber disculparme si me apoyo en sus reflexiones, así que vaya por delante la cita y mi reconocimiento y admiración.
"La única verdad es la realidad", dice Sánchez. Hagamos caso al amado líder supremo, ése que, por cierto, no cita sus fuentes cuando escribe y transcribe obras ajenas: si "la única verdad es la realidad", pues resulta que la realidad es tozuda, tanto como los hechos. Podrá el superministro Bolaños hacer las piruetas argumentales que quiera, pero aunque la ley de amnistía se empeñe en retorcer los conceptos, lo que aquí seguimos conservando es el Diccionario y el Código penal. Cuando el señor Bolaños dice estas cosas, tan obvias que en el fondo son auténticas mamarrachadas, y lo hace moviendo sus manos haciendo círculos con un afán muy didáctico, me recuerda a las clases del padre Urquijo en mi colegio. Decía que es peor matar que robar, pero que las dos cosas son pecado. Nadie duda, en fin, de que el tiro en la nuca es algo más grave que la pedrada, y nadie duda de que poner bombas en un colegio o en un cuartel es más grave que fabricar o almacenar explosivos con la........
© Libertad Digital
visit website