No puedes quererlos
Carteles de protesta vistos por todo Washington D.C. / AP/Ben Curtis
Se siente desnuda, sometida, previsible. Durante años. Poco se mueve en su mundo. Y mejor así, pues las novedades a menudo son desastres. Rue Clopart. Denise Lesur. Queda prendada, ya cuando es universitaria, por un pequeñoburgués de excesos intelectuales. Y eso le sirve para seguir rechazando su origen, ofendiendo (sin que ellos lo tengan en cuenta) la herencia de trabajo en silencio de sus padres, dos hormigas (dos peones, dirá Paco Cerdà) que llevan una vida entre lo deteriorado solo para asegurarle un futuro a ella, a su hija. Annie Ernaux, los armarios vacíos.
Es fácil merendárselo en unos días. Por el ritmo, por la intensidad. Hay un antes y un después de leer a Ernaux. Y pienso, quizá debemos dejar de escribir sobre la humildad económica y centrarnos en la opulencia, dar a conocer la distancia. Mucho se sabe de las clases subalternas, de los obreros, de las zonas medias y bajas. Cuando se explica el mundo se mira a ellos y ellas, alegando a la justicia. El........
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