¿Adiós a Sócrates?
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Como muchos de mis congéneres, he pasado las últimas semanas tratando de llevar hasta sus límites conversacionales una nueva forma de inteligencia artificial llamada ChatGPT. Lo hacía sobre todo con preguntas que planteaba a futuros becarios en una vida profesional anterior. Por ejemplo: “¿Qué hora es en el sol?”, “¿qué diferencia hay entre ‘aparentemente’ y ‘a primera vista’?”. O incluso: “¿Cuántos géneros no existen?” Preguntas, en otras palabras, que, aunque no sean directamente metafísicas, exigen una intensa plasticidad mental.
Debo decir que la maquinita resistió sorprendentemente bien. Solo a la tercera........
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