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Un refugio entre las rocas

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07.09.2025

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Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijos que están contigo,
no sea que perezcan por la maldad de la Ciudad
Génesis, 19:15Blanco y Negro lo venían siguiendo en su diaria caminata por el parque. Los árboles, bañados por la luz matutina del invierno, tenían esa mágica potestad que les confiere la soledad y el aislamiento. Húmedas, sus manos transpiraban ya de tanto recorrer los senderos del parque. El trote escarchado de sus tenis acentuaba la  sensación de soledad, de ausencia.
Corría ya en ese estado de flotación, cuando se pierde la noción de que se ha empezado y sólo la certidumbre del cansancio conduce cada zancada, cada respiración. Blanco y Negro corrían junto a él, alegres y vivaces, moviendo la cola, deteniéndose a orinar un árbol o a olisquear la huella de algún semejante: un desconocido, un ancestro, una hembra en celo. También ellos hacían sonar sus patitas sobre la grava roja del parque, y de vez en cuando ladraban a una paloma que alzaba el vuelo, al vacío, o también gruñían de aburrimiento, se retrasaban y se adelantaban. Cuando los veía juntos recordabasiempre el elegante anuncio de su whisky predilecto: el West Highland blanco y el Scottish Terrier negro. Estaba orgulloso de sus perros. La hembra blanca y el macho negro, un cliché, pensó, mientras el vaho salía de su boca, como si al correrestuviera fumando a grandes bocanadas.
     Cansado, sumergido en el vértigo del trote, comenzó a bajar el ritmo, soltando los músculos tensos de tanto correr. Finalmente se detuvo y exhaló una nube de vapor que se quedóflotando en su cabello unos instantes. Mareado, vio a lo lejos el volcán cubierto de nieve anaranjada por el sol. Un hongo dehumo lo rodeaba como la aureola de un santo. Observaba la ciudad al amanecer, gigante encapuchado de ojos de piedra, esperando una señal para avanzar sobre los edificios indefensos, aplastándolos con enormes pisadas de lodo y exhalaciones de lava.
     El sueño había sido extraño. Una lluvia densa, espesa, como de lodo, caía sobre la calle iluminada por un farol calvo. La luz canosa se disolvía entre los charcos. Llegó a un cobertizo donde un grupo de fotógrafos encendían sus flashes. Ahí dentro un grupo de torturadores golpeaba y ultrajaba a los prisioneros amarrados a estrechas sillas pintadas de un verde escamoso ydescascarado. Sobre una mesa había un montón de cocaína y a los lados vidrios rotos y navajas de rasurar que servían tanto para torturar a los prisioneros como para preparar las líneas que aspiraban los........

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