Biquini Wax EPS
Una silla Acapulco verde turquesa sostiene empotrada una silla de oficina acojinada (pero rota). Juntas funcionan como asiento en una de las mesas de trabajo de Biquini Wax EPS.
((El nombre es sugerido por un amigo a Daniel Aguilar Ruvalcaba que, según cuenta, no sabía lo que significaba pero le gustaba cómo sonaba. El coeficiente “EPS” ha llegado a significar “Empresa de Propiedad Social”, “Exposiciones Por Segundo”, y actualmente “Espacio de Producción Sensible”.
))
El exotismo cutre de la instalación accidental es parte del decorado en la casona de la Colonia Iztaccíhuatl que ocupan día y noche cinco artistas, pero que visitan a diario muchos más, y no solo artistas sino curadores, filósofos, historiadores, escritores y demás profesionales del arte de distintos países que son o serán parte o que no son ni serán parte pero que trabajan de todos modos en los espacios y con los miembros no de este “colectivo” sino de esta “colectividad”, como sus integrantes han decidido llamarse.
Así lo hacen, en cada oportunidad de enunciarse, con la jiribilla y sencillez que los ha convertido en un grupo filosamente entrañable en sus ya ocho años de existencia. No utilizo nociones de vanguardia, ruptura o denuncia para describirlos, pues ninguna que denote confrontación parece encajar cuando uno pone el pie dentro de este amplio espacio que se presenta al exterior como un cibercafé –una pequeña lona pegada en la ventana anuncia una “venta de JPGS”.
Cuando lo visito en los primeros días de agosto de 2019, Cristóbal Gracia y Daniel Aguilar Ruvalcaba me explican que hasta hace unos días “el cíber” no tenía computadoras y hasta hace unas horas tampoco tenía internet. Este “cíber”, que es en realidad una obra de Enrique Medina pensada para ser un contenedor que permita recibir un número indefinido de nuevas capas en forma de obras e intervenciones de otros artistas,........
© Letras Libres
