Vivir cuando haya muerto
Diarios, 1939-1972
Max Aub
Traducción por Edición, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler
Sevilla, 2023, 957 pp.
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El escritor Max Aub visitó España entre agosto y noviembre de 1969, tres décadas después de abandonarla al final de la Guerra Civil. Las anotaciones de aquellas semanas se encuentran en la base de La gallina ciega (1971), un diario excepcional. No había ido para quedarse: “Vengo –digo–, no vuelvo. Es decir, vengo a dar una vuelta, a ver, a darme cuenta, y me voy. No vuelvo; volver sería quedarme”, anotó en la entrada correspondiente al 12 de septiembre. El retorno se le antojó imposible. El país que dejó atrás en 1939 ya no existía. El contraste entre la España recordada e idealizada y la España real era brutal. Nadie se preocupaba por aquel pasado tan vivo, tan presente para él. Incluso siendo consciente del paso del tiempo, se demandaba, “¿quita esto para que ningún joven, de veinte a cuarenta años, me preguntara algo de cómo fue aquello?”. En un emotivo pasaje, correspondiente al 29 de septiembre, el autor, que paseaba de noche por Madrid, de repente acaba estallando: “¿A qué vienes? No lo sabía. Me apoyé en un árbol y, en el amanecer ya vivo, sentí que lloraba. Lloraba calmo, por mí y por España. Por España tan inconsecuente, olvidadiza, inconsciente, lejana de cualquier rebeldía, perjura.” Ofrecía Aub un testimonio subjetivo, herido y sincero.
En La gallina ciega se había incluido, tras una notable reelaboración y con gran ambición literaria, una pequeñísima parte de los diarios que Max Aub llevó entre la salida de España en 1939 hasta su muerte en México en 1972. Solamente algunos fragmentos llegaron a ver la luz en vida del autor. Coincidiendo con el 120 aniversario del nacimiento de Max Aub, la prestigiosa “Biblioteca del exilio” de la editorial sevillana Renacimiento ha publicado, en 2023, una nueva edición de los Diarios, que no incluye La gallina ciega, pero sí Enero en Cuba –fruto de su viaje y estadía en la isla entre diciembre de 1967 y febrero del año siguiente– y numerosos textos inéditos. Proceden de cuadernos, agendas y libretas. Se ha ocupado de esta excelente edición, así como del estudio introductorio y las notas, el director literario de la colección, el profesor Manuel Aznar Soler.
A lo largo de cerca de un millar de páginas, Max Aub desgrana sus pensamientos, opiniones, ocurrencias, ideas, proyectos y esbozos literarios, con poemas y textos literarios breves incluidos. Corresponden tanto a la inestable etapa que siguió a la guerra de España, marcada por las denuncias, detenciones e internamientos en los campos de Roland Garros, Vernet y Djelfa, en el norte de África –“¡Qué infinitamente más largos, más llenos, fueron para mí los años de 1936 a 1942, que de 1942 hasta hoy!” (1 de octubre de 1952)–, como a su larga y definitiva residencia en México. En los primeros tiempos en este nuevo país no faltan alusiones a sus dificultades económicas, ni tampoco a sus dolencias en los finales. A partir de enero de 1956, cuando obtuvo la nacionalidad mexicana por naturalización, viajó bastante: Europa, Estados Unidos, Israel, Cuba. De algún año, por ejemplo 1946, no existen anotaciones y pocas en otros, como 1942 o 1947. A veces se lamenta de ello: “¡Cuatro meses sin abrir este cuaderno!” (27 de marzo de 1944); o bien: “No he escrito nada en este cuaderno, en tanto tiempo, por no tenerlo a mano” (3 de mayo de 1949). Sin embargo, en los últimos años aumentaba sensiblemente su volumen, coincidiendo, en opinión de Aznar Soler, con el fortalecimiento de la voluntad del autor de que su obra de dietario no quedara inédita. Ya en 1964 apunta: “Escribo ahora a las doce cuarenta y cinco del 17 de febrero de 1964; sin embargo, sin quererlo, lo hago para cuando salgan impresas estas palabras, es decir, para un mañana indeterminado.” Anota, un lustro después: “No creo que estas páginas tengan muchos lectores. No importa. Están escritas para estudiantes y maestros, para que desentrañen influencias. Desde ahora les recomiendo que no intenten saber cómo fui. Soy el primero que se alegraría en saberlo” (20 de enero de 1969). Comoquiera que sea, la primera entrada de los Diarios corresponde al 2 de enero de 1939, mientras que la última, al 19 de julio de 1972. Aub falleció en la capital de México tres días después.
Resulta imposible mencionar, evidentemente, todas las cuestiones tratadas o aludidas en Diarios, 1939-1972. Algunos temas, no obstante, sobresalen por su reiteración o profundidad en........
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