Argentina: del voto portazo a la política de la crueldad
Nombre de usuario o dirección de correo
Contraseña
Recuérdame
Cuando era niño, el caleidoscopio me fascinaba. No podía entender cómo una realidad compleja que se imponía frente a mis ojos cambiaba tanto y tan rápido. Algo así, aunque ya sin magia, nos atravesó a los argentinos ante la elección en la provincia de Buenos Aires del 7 de septiembre al sorprendernos con un resultado electoral que nadie –ni vencedores ni vencidos– esperaban.
¿Qué pasó? Una lista del peronismo kirchnerista –apoyada por la expresidenta, presa por administración fraudulenta en perjuicio del Estado– le ganó al gobierno libertario de Javier Milei por casi 14 puntos (47,28 a 33,71 %). Si bien era una elección de la provincia de Buenos Aires, con sus 17 millones de habitantes esta región representa más de un tercio de todo el país y marca, sin eufemismos, una alerta para las elecciones de diputados y senadores –ya a nivel nacional– que se celebrarán el 26 de octubre.
Este cronista pasó el mes de agosto en la Argentina e intentó percibir la intención de voto. Fue una tarea inviable si dejamos de lado los votos cantados de los cuasi militantes. Mucha gente confesaba haber votado a Milei como Presidente, pero admitía que las cosas no iban bien. ¿Esta sutil protesta definiría ya un cambio de voto? ¿Aquellos que en su momento apoyaron en las urnas al libertario no por convicción sino por espanto –espanto a que ganara el kirchnerismo una vez más– habrían perdido su temor a lo que consideraban “lo peor de lo malo”? Parecía difícil predecirlo. De hecho, las encuestas –¿una vez más y van cuántas?– desacertaron soberanamente. La, en teoría, prestigiosa firma Isasi/Burdman afirmaba haber hecho una recolección de datos como nunca se había efectuado: otorgaba diez puntos de ventaja a los libertarios. Hubo otros que erraron menos, pero nadie se acercó a las cifras reales.
¿Podemos hoy entender que le llevó a Milei a perder el apoyo que tuvo hace menos de dos años?........
© Letras Libres
