Justicieros o ilustrados
¿Qué clase de justicia es esta, en la que los hombres se adjudican el derecho a matar a sus iguales?, se preguntaba Cesare Beccaria en 1764, no sin antes haber desacreditado los azotes, las galeras y tantas otras torturas concebidas con intención disuasoria, al menos desde Carlos V. Dos siglos y medio más tarde, más de cincuenta países del mundo retienen tal castigo en sus códigos penales. De entre ellos, como es sabido, Estados Unidos, China, Emiratos Árabes o la propia Autoridad Palestina, tan idealizada por algunos, por cierto. En Europa solo Bielorrusia y Rusia la mantienen, aunque esta última la tiene en suspenso.
La pena de muerte persiste en muchos lugares, aunque su justificación moral y práctica hace tiempo que ha sido derrotada. Ni es aceptable matar a nadie ni su ejecución comporta reparación, ejemplaridad ni carácter disuasorio alguno. Entre otras cosas, porque no se conoce muerte de ningún asesino o violador que haya comportado la resurrección o sanación de las víctimas ni se ha acreditado tampoco que en los países donde se practica los índices delincuenciales sean inferiores a los de los abolicionistas. Así las cosas, no........
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