¿Sin agua?
Febrero del 2024; 39 meses sin llover. Los embalses de las cuencas internas de Catalunya bajan del listón del 16% mínimo a partir del cual debe declararse el estado de emergencia. Atrás quedan las fases de alerta, excepcionalidad y preemergencia –este último, un estadio de propina que, para ganar tiempo, se sacó de la chistera algún listo–. Visto que hasta la fecha la táctica de los distintos gobiernos básicamente ha sido intentar conseguir que llueva a golpe de decreto, pero, en el fondo sin dar un palo al agua (esto es, sin invertir un céntimo en decisiones estratégicas o controvertidas); visto también que, en el 2008, al final la sequía se saldó gracias a las rogativas del entonces conseller Francesc Baltasar a la Moreneta; con todos estos antecedentes, en amplios sectores de la población ha calado el convencimiento de que solo a base de rezos y procesiones apaciguaremos la ira celestial. Una solución, hay que reconocer que poco original y de dudosa fiabilidad, pero al menos católica, económica y ancestral.
Además, como pude constatar el otro día paseando por Banyoles, no son pocos los........
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