El pacto de una opaca transición, por José Luis Gargurevich
Hemos llegado a producir capítulos tan cambiantes y traumáticos de nuestros gobiernos que, al final, todo queda igual. Vacan, juran, prometen y traicionan con la misma destreza. El país vive una inercia de reemplazos donde nada se transforma, solo se retorna el poder.
La reciente vacancia de la presidenta Dina Boluarte no fue un acto de purificación democrática, sino un pacto entre los mismos de siempre, sellado en la penumbra y envuelto en discursos de salvación nacional. Era un gobierno ineficiente y con evidencias de corrupción, sí, pero la manera en que se selló su salida confirma que la política peruana no cambia, solo se reorganiza en la oscuridad.
Hasta que nuevos liderazgos ciudadanos irrumpan de verdad, seguiremos atrapados en este perverso juego de las sillas, donde los mismos se arrebatan el poder mientras bailan sobre el caído y vuelven a encender la música.
Lo más inquietante es que la opacidad ya ni siquiera se disfraza. Es tan evidente el pacto........
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