La soledad del agravio, por Alberto Vergara
I
Jeremías Gamboa ha escrito una novela conmovedora. El principio del mundo no es redonda, pero es honda, preciosa, importante. Es la estación más reciente y lograda de nuestra vieja tradición --intelectual, literaria, política-- de asedio a la cuestión nacional. Una novela que anuda de manera notable las microexperiencias de la migración a Lima de los años cincuenta y sesenta con las transformaciones de los 90 y los 2000. Una novela ante la cual no hay forma de quedar ileso.
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-¿Un odio contra qué, contra quién?
-Contra todo
El principio del mundo, p.614
La historia narra los días posteriores al regreso de Manuel a Lima, quien viene de realizar una maestría en literatura latinoamericana en Estados Unidos. En esas jornadas (con sus noches) emprende un viaje al pasado a través de un puñado de conversaciones. Pero la obsesión con el pasado en esta novela no es nostálgica. Los recuerdos de Manuel y sus interlocutores están urdidos desde la pena y el agravio. Es una novela del y desde el resentimiento.
La estructura de El principio del mundo invierte el orden cronológico de la historia narrada. La primera parte se organiza alrededor de una larga conversación (y borrachera) con Sabino --amigo del barrio y del colegio público--, centrándose sobre todo en los años ochenta y noventa en Lima. La segunda se ocupa, esencialmente, de la historia de Candelaria, la madre de Manuel, devolviéndonos a los años cincuenta cuando era una campesina y su posterior travesía a Lima ya en los sesenta.
Aquí quiero regresar al orden cronológico convencional. De un lado, porque facilita lo que quiero sugerir respecto del libro, pero también porque, aunque Manuel es quien narra la novela y pareciera el personaje principal, ese papel, en realidad, le corresponde a Candelaria, la madre.
Candelaria es una campesina quechuahablante en Carhuanca, en las alturas de Ayacucho, condenada a la pobreza rural, a un padre brutal y, sobre todo, al tedio interminable de las faenas del campo. La hermana mayor es la primera en partir a Lima. A la vuelta de unos años volverá por la siguiente hermana y esta hará lo propio con Candelaria. El proceso en que las hermanas traman y fugan de Carhuanca es particularmente emocionante: niñas sin educación, quechuahablantes y analfabetas, con un coraje y lucidez para dar vuelta al mundo. Al leerlo, he pensado que........
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