Un poeta llamado Sémper
El mimetismo positivo del correligionario con el líder es un fenómeno en desaparición. Puede ser debido a dos circunstancias. Una, la falta de carisma de la mayoría de los dirigentes políticos de nuestros días. Dos, la proliferación y diversificación de sus presencias en los medios dinámicos. Ambas se complementan y, contra lo que sucedía dos o tres décadas atrás, los adalides de los partidos ya no marcan tendencia en el ser y decir de sus seguidores. En tiempos de González y Guerra, por ejemplo, en las bases del socialismo, y entre los dirigentes intermedios, por la forma de expresarse resultaba fácil descubrir cuáles de los dos paladines eran sus modelos. Algo similar sucedió con Suárez, Pujol, Tierno Galván, Santiago Carrillo, Marcelino Camacho… Con Aznar decayó hasta las zanjas del ridículo. Zapatero elevó algo el listón pero se lo tragó el silencio. Con Rajoy y Casado se........
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