Como cojo sin muletas
Orbán se fue a ver a Putin y Abascal se fue a comer con Orbán. El caballo de Troya cabalga por Europa y el líder de la extrema derecha española ha puesto al PP ante el precipicio con sus rupturas autonómicas. Sin embargo, ha pasado una semana y el movimiento nacional de los ultras ha quedado escondido bajo la euforia de los triunfos deportivos, de la oreja de Trump, de la desvergüenza contra la ciudadanía migrante sin papeles y de la regeneración light de Sánchez. Se han acogido al argumento contrariis: “cuanto no se comenta no existe aunque siga latente”. Tanto en los despachos de Vox como en los del PP la tormenta y los temores hacen estragos. Aquello que parecía una unidad de destino en lo universal ha dejado de cambiar estampitas, los aguerridos luchadores de la ultraderecha se quedan sin sueldos, sin coches oficiales, sin poder y sin chiringuitos. Los líderes de la derecha acomodaticia ven cómo la tierra tiembla bajo sus pies, pero tratan de mostrar fortaleza mediática........
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