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La falsa normalidad
Las pequeñas cosas cotidianas ayudan a tomar conciencia de lo grandes que resultan algunas distancias. Creemos, o queremos creer, que una vez hemos saltado sobre los obstáculos más desmedidos, todo estará bien. Pero luego nunca es así. El día a día de la vida no se para por nosotras, ni tiene en cuenta las circunstancias excepcionales que nos rodean. Sigue girando. Hace dos años llegaron a Ourense las primeras personas refugiadas de la guerra de Ucrania. Lo hicieron convencidas de que la estancia no duraría más de un mes, en el peor de los casos, y comenzaron a vivir una vida temporal. Olvidaron que el tiempo no se puede detener para que nos espere.
Alejadas de los........
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