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¿Y la felicidad?
"Me llamo Teresa”. Habíamos coincidido varias veces en la pequeña plaza, pero esa fue la primera vez que me habló. Los días siguientes me fue contando retazos de su vida. Hablaba, sobre todo, de sus hijos y nietos. Repetía a menudo: “Son tan buenos, no quieren que me falte de nada”. No tuve claro si me lo decía a mí o a sí misma. Me contó que una mujer la ayudaba, “me la pusieron mis hijos, no quieren que a mi edad tenga que hacer cosas”. Continuaba relatando pequeños fragmentos de las charlas con la persona que la atendía, de las rápidas conversaciones telefónicas para preguntarle cómo había sido el día y de las vivencias del pasado, “cuando eran todavía tan pequeños”. Hablaba con calma, pero yo........
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