¿Y si se termina la cerveza?
La victoria electoral de Donal Trump ha puesto de manifiesto, de nuevo, muchas cosas. Existen análisis electorales desde múltiples vertientes, pero varios de ellos coinciden en un diagnóstico similar: la gente empieza a no creerse, incluso a hastiarse, de tanta doctrina woke. Intentar inocular en la población un perenne sentimiento de culpa por cualquier cosa que suceda ha demostrado tener las patas cortas. Para ellos somos los culpables de todo, de absolutamente todo, desde el calentamiento global hasta el supuesto agotamiento de los recursos naturales.
La historia del progreso humano, sin embargo, nos demuestra que es absolutamente falaz que los recursos naturales se estén agotando. Es falso que el modelo económico actual sea insostenible, es falso que las sociedades no puedan continuar creciendo y mejorando económicamente, es falso que el capitalismo destroce el medioambiente y es rotundamente falso que estemos dejando a las generaciones futuras sin recursos. Podríamos poner miles de ejemplos, pero vamos a concentrarnos en uno muy familiar para todos.
Allá por 1959 se lanzó al mercado la lata de aluminio para la comercialización de cerveza y refrescos. En España esta disrupción tecnológica no hizo su aparición hasta 1966, introducida por Cervezas Cruz Blanca al poner en el mercado la marca Skol, que los más nostálgicos recordarán. Desde entonces, han tenido lugar innumerables desarrollos tecnológicos sobre algo tan aparentemente simple como una lata de cerveza o refresco.
En los años 60 se inventó el sistema de apertura Easy-Tab........
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