No estamos, en este convulso 2024, ante el primer intento de populistizar la derecha. Hay toda una gran familia ideológica dentro del espacio calificable como no izquierdista que, sin embargo, envidia y anhela la disruptividad, el espíritu revolucionario, la simplificación maniquea y el dirigismo cultural de la izquierda. Llevado a su extremo, dar rienda suelta a esa personalidad conduce en lo político al autoritarismo, y en lo intelectual -que le da sustento- al populismo. Fue lo que vivimos en la primera mitad del siglo XX y es lo que estamos reviviendo ahora. Las ideas del filósofo marxista argentino Ernesto Laclau, el gran teórico del populismo, no sólo han inspirado ya a un par de generaciones de la nueva izquierda radical, sino también, de forma simétrica, a la emergente nueva derecha radical, en todo el mundo. Sin saberlo del todo ellos mismos -pero sabiéndolo perfectamente sus ideológos y escritores de discursos-, personajes como Trump, Le Pen, Orbán o Abascal siguen a pies juntillas la hoja de ruta trazada por Laclau. Pero cabe plantearse una reflexión doble. Por un lado, ¿estamos ante una populistización de la derecha o ante una derechización del populismo? Y por otro lado, ¿cómo afecta a la derecha convencional emprender a estas alturas la senda populista?

La primera cuestión no parte de un........

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