Construyendo ciudades termales en el siglo XXI
La historia nos enseña que una ciudad termal no se improvisa de la noche a la mañana. Requiere tiempo, planificación, cooperación y el compromiso decidido de múltiples actores, tanto públicos como privados. Porque, a fin de cuentas, si se pretende huir de estereotipos anacrónicos y se es consciente de la diversidad funcional de las ciudades actuales, sean termales o no, cualquier propuesta de desarrollo urbano sostenible debe partir de la conciliación de perspectivas, sensibilidades e intereses dispares. Es más, a la postre, lo verdaderamente relevante resulta ser la capacidad para consensuar e implementar una estrategia de crecimiento y cambio estructural que perciba la ciudad como un todo integrado donde las actividades que aprovechan los recursos termales se retroalimentan con el resto de la economía local generando mayor dinamismo. Un marco de actuación........© La Región
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