Sólo las tribulaciones de Begoña Gómez empañan el “España ra, ra, ra” que hemos cantado a coro durante toda esta semana. Se cumplen 7 días de la Eurocopa de fútbol y del segundo Wimbledon de Alcaraz, y ambas gestas deportivas parecen ya un vago recuerdo en la memoria colectiva de nuestra querida España. Ni la presentación de Mbappé, ni el ambiente preolímpico de Paris, ni el anunció sanchista de una supuesta regeneración democrática han tapado la regresión degenerativa que en términos de responsabilidad política representa el caso Begoña. Su segunda comparecencia ante el juez Peinado fue como una bofetada de realidad después de que el empresario y socio Barrabés reconociera reuniones en la Moncloa con Pedro Sánchez y su esposa.

El presidente del PP vino a decir que el deporte había vuelto a dar una lección a los políticos, cuya imagen social se ha desplomado debido a las sucesivas líneas rojas cruzadas por el sanchismo

Este país estaba últimamente en riesgo de seria depresión democrática, pero ha recibido una inyección curativa y vitamínica de autoestima gracias a las victorias de la selección y de Alcaraz. Y sobre todo, hemos asistido a una recomposición de unidad nacional y euforia colectiva que nos hacía mucha falta como país, como nación y como sociedad. La selección española de fútbol ha vuelto a........

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