El sanchismo toca techo
Hace mucho tiempo que Sánchez tocó techo. De gasto y de lo demás. Senda de déficit, si lo prefiere el personal. También ha tocado suelo, y ahí sigue, mordiendo el polvo que le hacen tragar sus socios y las togas de Pumpido. El sanchismo tocó techo cuando Pedro alcanzó la presidencia con aquella moción de censura a caballo de una sentencia a la carta después rectificada. Tocó techo cuando gobernó a golpe de decreto y de cesiones al chantaje de sus socios traspasando la raya roja de la ética democrática. Tocó techo cuando capeó la pandemia con un estado de alarma inconstitucional y sus Aló populistas. Y tocó techo cuando compró los votos de su última investidura habiendo perdido las elecciones generales con la concesión de la amnistía y del concierto catalán desigualitario e insolidario, características éstas que ciertamente lo hacen singular. Pedro Sánchez maniobró antes de perderse en Nueva York en busca de la foto inexistente con Anne Hathaway para que el prófugo apoyara el techo de gasto retirado por su Gobierno para no sufrir una nueva derrota en el Congreso. Pero Puigdemont es un chantajista profesional, golpista y sin acta de eurodiputado. Porque a Puchi le da igual que Sánchez se haga una foto con Almodóvar en el Festival de San Sebastián con Begoña y la actriz Tilda Swinton, que no es precisamente la bella Hathaway. El prófugo solo quiere hacerle pagar a “Mr Guapo” la humillación judicial de la parálisis de su amnistía, lo cual puede tener consecuencias catastróficas, incluida la posibilidad de que la Legislatura decaiga.
Se supone que estar en la máxima élite política del Gobierno de España es el logro con el que tocar techo y culminar una carrera, si bien Sánchez está en una senda de déficit democrático alarmante buscando una salida a su laberinto judicial y político. Pedro Sánchez ha tocado techo con su impensable forma de gobernar para preservar el estatus de predicador del populismo progre. Ahora está en seguir tocando techo para mantener la........
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