El liderazgo del rey
En medio de la desgracia y la pérdida irreparable de vidas, España ha asistido a la consolidación del reinado de Felipe VI. Su comportamiento ejemplar en los incidentes de Paiporta certifica un liderazgo sólido que va más allá de la Jefatura del Estado, pues junto a la reina, el rey transmitió una talla humana y una resolución que en estos tiempos de fango y furia no abunda en la vida pública española. A estas alturas de tragedia, el reparto de culpas es directamente proporcional al abandono que durante los primeros días sufrieron los valencianos. Sólo la solidaridad social y vecinal estuvo a la altura ante las graves inundaciones que requerían una declaración inmediata de emergencia nacional y el envío del Ejército al día siguiente de la riada. Conviene recordar aquí que el martes 29 de octubre descargó la gota fría, y que el miércoles 30, ya con más de 50 muertos, el Gobierno priorizó el Real Decreto Ley de RTVE en vez de dedicar todos sus esfuerzos a ayudar a los damnificados en nombre del interés general.
Las distintas administraciones, desde los Ayuntamientos hasta la Generalitat valenciana y el Gobierno central tienen su porcentaje de responsabilidad en la gestión de una riada imposible de dominar y prevenir en toda su capacidad de destrucción y muerte. La propia Naturaleza es dueña de la devastación, venganza y castigo que a veces ejerce sobre la población, en ciertas ocasiones agravado por la negligencia humana. Pero ello no obedece a criterios ideológicos ni de adoctrinamiento climático, una explicación tan partidista como la del negacionismo. Porque sentenciar, como han hecho Pedro Sánchez y su aparato, que “el cambio climático mata”, no deja de ser una simpleza tan perversa como que matan el tabaco, el cáncer, la velocidad o la droga. Antes de que anidara en la conciencia colectiva la........
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