DANA, la culpa compartida
La política española dista mucho de los niveles óptimos de eficacia y respuesta que requiere una emergencia nacional como la dana de Valencia. Cuando hay trágicas fatalidades naturales o desgracias provocadas, enseguida aflora esa desgobernanza cainita de culpar al rival político para poner a salvo la propia responsabilidad. El lamentable espectáculo que hemos visto en los días posteriores a la riada de la gota fría hasta culminar con la rabia del pasado domingo en Paiporta es el síntoma evidente de que una parte de nuestros servidores públicos está enferma de tacticismo, huérfana de verdadera vocación a la hora de buscar sin rédito político el interés general. En los primeros días pareció que lo único que importaba era poner a salvo la falta de reacción y........
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