Salir de la oscuridad
Jueves, 5 de septiembre
Te contaré lo mejor que me ha pasado este verano. Ya fui a Arzádegos a la búsqueda de la palabra sanadora. La palabra que limpia mi mente. Cuando la escucho, algo dentro de mí aflora. Vamos, no tanto como aquella frase evangélica, “levántate y anda”. Pero la palabra resuena, y salta de pronto toda mi infancia como si se desalojasen mis males.
Pero te cuento, hermano lector. Para oírla, allá me voy al pueblo en que nací, el día de la fiesta. Cierto, tuve una feliz infancia en aquella aldea en que hasta los años sesenta no había llegado la luz eléctrica ni el teléfono, ni la carretera. Por allí correteaba con mi tren de hojalata en aquellas calles embarradas, entre aquella generación llena de analfabetismo; pero también de hombres honestos, trabajadores, acostumbrados a lidiar con las adversidades.
El pueblo, a escasos kilómetros de la ‘raia’, vivió la larga........© La Región
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