La puerta 21
VIERNES, 7 DE JUNIO
Regreso al tema de la semana pasada. Es una obligación para mí escribir de una mujer excepcional. Allá a finales de los ochenta y en la década de los noventa hubo una puerta mítica que llegó a ser una leyenda. Te cuento, hermano lector. Entonces, en la calle Valle-Inclán había un centro de salud donde acudían los enfermos a sus médicos de cabecera. Me emociona escribir esto. La puerta 21 era como un santuario. A la entrada siempre había una pila de jóvenes pálidos y enfermizos. Fueron los primeros. Ya escribí que en esas décadas llegaron sin avisar y con fiereza las drogas duras y arramplaron con una generación completa.
Una maldición, se acababa de descubrir el VIH. La palabra SIDA imponía. Más que imponer, asustaba a todo el mundo, médicos y enfermeros. No había medicación. Los jóvenes vagaban por las calles como espectros. Cayeron los más atrevidos y tal vez los mejores. Muchos médicos no querían saber nada de aquella tribu tan desgraciada. Por el lado oscuro de la ciudad se empezó a correr la voz: “Allá en........
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