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El golf
Todos los días parecían el mismo día. A fin de cuentas, al igual que con la envidia, con la rutina no se discute; oponentes irrompibles de vidas infinitas.
A Pablo la rutina se le rompió cuando cumplió dieciocho años.
De edad, no de condena, aunque crecer pueda parecer una.
El empeño por hacer lo que se supone uno ha de hacer, lo dirigió de manera automática a la Autoescuela Alonso en un desfile ineludible de peones a los que le han asignado tan solo un cometido: obedecer.
Memorizó todas y cada una de las respuestas de todos y cada uno de los test que se le planteaban. Al principio apeló a la lógica en cada respuesta tratando de llegar de un modo coherente y a........
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