Hay un hueco vacío entre la canción siete y la once del disco que me regalaste.

Nunca nos hicimos muchos regalos.

Yo odiaba los cumpleaños y tú odiabas la idea de tener que perder el tiempo en pensar si yo en realidad llevaba un 39 o un 40, o si ya tenía en casa el Grace de Jeff Buckley. Perder el tiempo en encontrar algo por no merecer tu atención.

El Grace, por cierto, me lo han vuelto a mangar.

Te recuerdo a menudo, tarareando esa canción tuya que aún no me sé, la que hablaba de los viejos tiempos con tu tono obsceno donde el presente siempre se transforma de manera instantánea en un recuerdo. En el pasado.

Nunca supe si eras feliz viviendo la realidad.

Te imagino allí, sin edad, a........

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