Repensar el mundo
La fuerza de los pueblos radica en su memoria y en su sabiduría, que se transmite de unas generaciones a otras para que no se vuelvan a repetir los errores del pasado, que se tengan en cuenta sus raíces, su identidad, sus valores, su lengua, su espíritu de superación y de lucha para afrontar las dificultades y salir adelante. Cuando los pueblos están sometidos al pensamiento único por el poder dominante, no hay libertad, se rompe la convivencia el equilibrio, la relación, la armonía, sobrevienen los conflictos y aparece la violencia, las guerras, el hambre, el terrorismo económico. Un mundo sin alma es sumiso y acepta la situación, mientras que, si existe un pensamiento propio y una resistencia, se alza la voz y no se acepta este tipo de situaciones. Tenemos ante nosotros la oportunidad de intentar que las cosas cambien y que los pueblos de forma pacífica........
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