Literatura de cordel, esos romances que los ciegos iban recitando de pueblo en pueblo
Picado por la curiosidad del nombre, aunque asustado por lo voluminoso del libro, Julio Caro Baroja hace que me sumerja, por lo documentado y ameno de su “Ensayo sobre la literatura de Cordel”, en el que el sobrino de Pío Baroja va desgranando lo que supusieron en aquella España a partir del siglo XIV y que aún perdurarían hasta entrado el siglo XX, esas llamadas coplas de ciego, que los tales, o algunos que se fingían, iban recitando de pueblo en pueblo lo que se contenía en unos pliegos llamados de cordel, porque se unían con ese material. Estos pliegos, a veces sueltos, después del recitado de los errabundos ciegos eran vendidos al público espectador a módico precio dado que era el pueblo llano, bajo o plebe, la que oía estos romances, cancioneros o coplas considerados por los eruditos como escoria de las letras. No obstante, hubo algunos literatos de renombre que estimaron esta clase de libretos y no pocos escritores se prestaron, sin dar su nombre, a este tipo de literatura donde los mentados ciegos, acompañados de sus lazarillos, eran no pocas veces poetas o intérpretes, otras, a modo de actores en la escena acompañados casi siempre de un instrumento de cuerda, guitarra o laud, que tañían como si de inspirados vates de lira se tratase.
Estos libretos, si así pudieran llamarse, después de declamados eran vendidos a un público con escasos recursos, por lo que nunca llegarían a encuadernarse donde la lujuria al extremo y la avaricia eran los........
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