Y ahora, México
Primero ha sido Nicolás Maduro que, entre otras hazañas, se ha permitido el lujo de acusar a España de no se sabe qué conspiración para asesinarle a él y a alguno de sus más próximos, lo que le ha permitido justificar la detención, absolutamente ilegal, de dos españoles de los que nada se sabe y que, al igual que miles de venezolanos, se ven privados de todos sus derechos de manera caprichosa, propia de los dictadores. En las democracias no ocurren estas cosas.
Ahora toca el turno de México, donde la sucesora de López Obrador exige, nada menos, que España pida perdón por los desmanes de la conquista española ocurrida hace 500 años. Y lo hace cebándose en la figura del rey a quien no se le ha invitado a la toma de posesión. Esta decisión que va más allá de la descortesía........
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