ANAM, la joya de la corona
La Agencia Nacional de Aduanas de México está cumpliendo un papel que no habían tenido las garitas del comercio exterior durante muchas décadas: un sistema enfocado en hacer cumplir las leyes de importación y exportación, una de las balanzas de compensación a la competencia de productos venidos internacionales ante los fabricados en México; por tanto, una compleja red de información y operación logística que permite elevar la recaudación, la detección de fraudes y otros delitos como el “huachicol fiscal”.
Con ello ANAM, bajo la conducción de Rafael Marín Mollinedo, aporta 12% de la recaudación tributaria del país.
Tradicionalmente, las aduanas del país han sido porosas, un lugar ideal para el “contrabando documentado o fiscal” que además de provocar evasión fiscal, generan una grave competencia desleal contra los fabricantes nacionales e internacionales legalmente establecidos, distorsionando así la naturaleza de las políticas industriales y de los acuerdos de libre comercio en el mundo.
Esas distorsiones en el sexenio pasado, cuando la administración aduanal estuvo a cargo inicialmente de Ricardo Peralta y........
© La Razón
