Policía y límites del poder territorial
Acompañé el pasado día 13 a los miembros del Cuerpo Nacional de Policía que conmemoraban los 200 años de su creación como Policía General del Reino. Circunscrita inicialmente a Madrid, hoy extiende sus 74.000 efectivos hasta los núcleos de población superiores a 20.000 habitantes. Sigue vivo el espíritu de aquella primera célula: «velar por el libre ejercicio de derechos ciudadanos, perseguir a aquellos que los vulneran y ponerlos en manos de la Justicia en el plazo de ocho días a más tardar».
El acto representó para mí, todo un ejercicio de recuerdos, a la vez que de merecido homenaje. Mi generación los conoció como Fuerzas (FPA) más conocidos por el color de sus uniformes –grises–; luego ya con la Transición como Cuerpo (CNP) también conocidos como «maderos» por el color ocre de sus nuevos uniformes y más tarde en 1986 fundida con el Cuerpo Superior formando el actual Cuerpo Nacional de Policía, institución fundamental en nuestras vidas. Ninguno de ellos lo ha tenido fácil. Como instrumento de la política interior, han tenido a lo largo de estos dos siglos que hacer frente a conflictos de masas a veces de gran violencia, donde la disciplina debía imperar sobre las propias ideas de sus miembros; donde sus éxitos policiales eran absorbidos por sus........
© La Razón
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