Feliz 2024: un año para restaurar la verdad
Se esfumó 2023 dejándonos 60 conflictos bélicos en el planeta y dos conflictos, tan inventados como «cronificados», en España: me refiero al nacionalismo vasco y catalán. El nacionalismo identitario se establece con esa insidiosa y sibilina forma de penetración similar a la del cáncer en el organismo: al principio silenciosa, silente, camuflada pero colonizándolo todo a su alrededor y expandiéndose por vasos sanguíneos y linfáticos hacia órganos más alejados hasta hacer fracasar su función.
Hemos sido testigos oculares de esa singular capacidad del nacionalismo para metastatizar –con su falaz discurso– toda la vida social y política de España. Si a esta perniciosa enfermedad se asocia una deficiencia inmunológica, es decir, la debilidad de las defensas encargadas de defender al organismo de las células «cancerosas», la suerte está echada. En el símil que nos ocupa, un pertrechado sistema inmunitario se refiere a la fortaleza de las Instituciones que tienen como misión defender la democracia, el orden, la justicia, … y neutralizar cualquier devaneo del Gobierno de turno para que no se aparte del bien común, en su propio beneficio, por flirtear con los que son los enemigos a batir. El otro dique de contención es el movimiento ciudadano.
No estamos hablando de modular los sentimientos de nadie, sino de hacer entender que una historia deformada, rebozada en el........
© La Razón
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