Nada más contraindicado en la política exterior de un país serio que supeditar las grandes líneas de acción a las coyunturas internas, es decir, a las necesidades partidistas de la política doméstica. Más aún si, como sucede en España, el gobierno de turno carece de mayoría parlamentaria, forma coalición con formaciones de izquierda radical con posiciones internacionales más próximas a los perdedores de la Guerra Fría que al Occidente democrático que resultó vencedor y, por si fuera poco, depende de unos partidos nacionalistas que sólo entienden la acción exterior como un instrumento de cobertura externa a sus propósitos de ruptura. Es así como el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez ha llegado a la........

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