En Extremadura se juega el domingo mucho más que unas elecciones autonómicas, porque se pone ante los electores la elección entre una manera de gobernar desde la convicción de que un gobierno elegido democráticamente no puede ser enemigo de nadie y la táctica pedestre del enfrentamiento social e ideológico de quien prefiere jugar la baza del muro, de buenos y malos ciudadanos, para mantenerse en el poder. Así, más allá de los programas políticos y del inevitable sustento ideológico de las propuestas, lo que ahora de verdad cuenta es que la futura Junta extremeña surgida de las urnas aborde la gestión de la región con los intereses de los ciudadanos como primer y más importante desafío y no con el espíritu del que busca la “pureza”........

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