Entre indicadores y experiencias para medir la pobreza
Las ciudades son organismos vivos, en movimiento permanente. Jamás terminamos de conocerlas del todo. Cada barrio guarda historias diferentes, con lugares nuevos que aparecen cada día y otros antiguos que sobreviven como tesoros. Sin embargo, hay algo que suele atravesar esas narrativas, la forma en que vivimos y percibimos la “pobreza”.
El análisis de la pobreza monetaria parece sencillo en teoría. Se suman los ingresos del hogar, se dividen entre sus integrantes y, si el resultado está por debajo de la línea de pobreza, ese hogar no tiene los recursos mínimos para adquirir la canasta básica de alimentos. En el 2024, en Manizales Área Metropolitana (A.M.), que incluye el área urbana de Villamaría, esa línea se ubicó en $525.083 por persona.
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