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Orlando Viera-Blanco: La conmoción que devora al Estado

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01.10.2025

«Un régimen totalitario no necesita decretar el estado de conmoción: lo engendra. Lo siembra en cada calle oscura donde el miedo vigila, en cada hogar donde la voz se apaga, en cada consciencia donde la maldad tiene una recompensa.»

El reciente anuncio del régimen de Caracas decretando un “estado de conmoción” viene a convertir una crisis de facto en un decreto solemne del estado de miseria. En Venezuela perdimos el sentido de la perplejidad. No hemos tenido en nuestra historia un estado de conmoción continuo como el que representa la V-república. Más de cinco lustros de patria, socialismo y muerte, donde no se salvó ni su progenitor.

Lo que Maduro oficializa en papel no es más que la descripción burocrática de la realidad cotidiana de millones de ciudadanos que hace mucho dejaron de vivir normalmente, porque la normalidad es la conmoción. Veamos algunos capítulos inconfesables de nuestra realidad.

Una república a oscuras

La corrupción y la ineficiencia se llevaron por delante la luz y la vida. Más de 100.000 apagones al año han dejado a ciudades enteras sumidas en la penumbra. Desde el gran apagón nacional de marzo [2019], Venezuela vive con miedo a que cada noche sea la última con electricidad. El Gobierno lo llama “sabotaje”. La gente lo llama sobrevivir con velas. Desde 2010 prometieron que “ahora sí” habría luz. El resultado: ciudades enteras a oscuras y una industria reducida a linternas y antorchas. Es la conmoción de las cavernas.

Según el Comité de Afectados por Apagones estas fallas eléctricas además de producir daños materiales a los usuarios, ponen su vida al límite. Ciudades enteras—Maracaibo, San Cristóbal, Barinas—se acostumbraron a vivir entre plantas eléctricas y apagones de 12 horas diarias. Pero para el régimen conmoción es lo que realmente afecte su permanencia: los ataques del imperio.

La patria de la totuma y el galeno errante

El 80% de los hogares recibe agua de forma irregular. Caracas-que alguna vez tuvo uno de los mejores sistemas hídricos de América Latina-hoy funciona con cisternas, tobos y totumas convertidos en los símbolos patrios de la cotidianidad. Pasamos de la regadera al balde de agua. 8 de cada diez hogares venezolanos carecen de un sistema de suministro de agua estable. Esto se une a la conmoción sanitaria.

La Encuesta Nacional de Hospitales lo repite año tras año: 9 de cada 10 hospitales no tienen insumos básicos. En muchos se practican cirugías sin anestesia. Entre 2012 y 2022, Venezuela perdió casi el 70% de su capacidad hospitalaria real. El paciente lleva desde la gasa hasta el antibiótico. Eso no es excepción: es rutina. Hospitales sin insumos, quirófanos sin anestesia y pacientes con enfermedades crónicas que no son atendidos.

Un número creciente de nuevas generaciones de médicos se han marchado del país. Hoy pululan entre Chile, Estaña, Colombia y EEUU. Orgullos de ellos, pero conmocionados por su forzosa partida. Venezuela quedó huérfana de médicos conmocionados por “ganar” no más de 20$ al mes, después de diez años de estudios y sacrificios. Un régimen que ha convertido la vocación más hermosa-como lo es salvar vidas-en la decisión más triste y conmovedora: marchar para salvar las vidas de otros en tierras extrañas. Es la patria del balde, la totuma y el galeno errante.

La Conmoción del hambre: el milagro........

© La Patilla