La gran pregunta que se hacen los venezolanos dentro y fuera del Arauca vibrador, es cuán determinante será la presión que ejerce día a día el Comando Sur de los EE.UU para una eventual salida de Nicolás Maduro del gobierno de Venezuela. La diplomática posición de Donald Trump no logra aclarar las dudas. Por los momentos un ataque directo al territorio venezolano parece no estar en los planes de la sala del comando de operaciones. Todo parece decantarse a una solución donde intervengan militares venezolanos cuando la presión esté al límite. Las gestiones en este sentido son el punto más fuerte de la ofensiva estadounidense, que por lo demás ya ha demostrado fehacientemente que no le tiembla el pulso ni se le nubla la vista cuando da de baja a las lanchas y tripulantes del narcotráfico. Pero el obstáculo más grande es qué sucederá al otro día. No hay militares que estén libres que de alguna manera no comulguen con Maduro y eso los pone en la acera de enfrente de María Corina y Edmundo. Maduro, aunque no le guste a la mayoría de mis lectores, ha demostrado ser un astuto arquitecto de su régimen; precisamente ha diseñado el perverso plano donde las únicas personas capaces de derribarlo son las que más perderían con la caída del gobernante. Corroborando algunos pasajes de esta novela, el prestigioso medio estadounidense The Atlantic, con más de 160 años de trayectoria, ha dicho —basándose en un informante cercano a Trump—, que Maduro estaría dispuesto a una salida controlada si Estados Unidos le concede amnistía a él y a sus principales colaboradores, retirando la........

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