Luis Barragán: Diáspora, unidad e iniciativa privada
El desplazamiento masivo de nuestros paisanos al exterior, por no tocar el de las migraciones internas, es un tema ciertamente complejo y traumático; por ejemplo: nunca antes, imaginamos tamaña división del núcleo esencial de nuestras familias. Y es, ahora, que experimentamos – en carne propia – un sentimiento parecido al de nuestros viejos inmigrantes y el de la parentela que dejaban en suelo lejano.
De un modo u otro, hemos bregado por una distinta interpretación y tratamiento de la diáspora más allá de las circunstancias que la originaron e incrementaron con el paso de los años. Meritorios investigadores nos iluminan respecto a un fenómeno completamente inédito en nuestra – varias veces, intensa – historia, pero aún son escasos a juzgar por las inesperadas proporciones que ha alcanzado.
Puede decirse, ha faltado reflexión académica y una orientación alternativa para la opinión pública en la materia y, por ello, lo ocurrido con las consabidas deportaciones estadounidenses, nos ha sorprendido sumiéndonos en una perplejidad que ya es tiempo de superar. Obviamente, luce inapropiada la versión política que sostenemos sobre el problema, porque cómodamente creímos en la provisionalidad absoluta de nuestra emigración, por masiva y sostenida que fuese.
Por lo demás, rectificando, los sectores democráticos de la oposición están a tiempo de subsanar algo más que un error de apreciación respecto a un hecho........
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