Juana Andrea, la esposa del Negro Primero: una historia sin tumba ni medallas, por Luis Alberto Perozo Padua
Cuando la pólvora se disipó en Carabobo y la libertad comenzó a nombrarse con solemnidad en los documentos oficiales, hubo mujeres que quedaron solas, en el olvido, fuera de los honores y los discursos. Una de ellas fue Juana Andrea Solórzano, esposa de Pedro José Camejo, el teniente llanero cuya figura ha sido inmortalizada bajo el nombre de “el Negro Primero”.
Pero Juana nunca lo llamó así. En los papeles que sobreviven en el Archivo General de la Nación, lo nombra como “Pedro José Camejo, alias el primero”, con una ternura sin pompa, con la sobriedad de quien escribe no para la Historia, sino para pedir auxilio.
Una ley tardía, una solicitud urgente
El 27 de mayo de 1845, 24 años después de la muerte de Camejo en Carabobo, se promulgó una ley que permitía a los deudos de los soldados caídos en la Guerra de Independencia solicitar pensiones de subsistencia, conocidas como Montepío Militar.
Juana Andrea vivía en absoluta pobreza, sin propiedades ni apoyo alguno, viuda de un hombre cuyo sacrificio la historia había convertido en símbolo… pero no en sustento.
Sin embargo, su caso representaba una dificultad casi insalvable: no tenía ningún documento que probara su matrimonio, ni certificado de defunción de su esposo, ni prueba alguna de su vinculación oficial con el héroe de la guerra.
El propio general José Antonio Páez —quien conocía de cerca el temple de Camejo— no pudo atestiguar el lugar donde se hallaban sus restos, pues según dejó escrito en sus memorias, supo de la muerte del teniente llanero solo al concluir la batalla, cuando fue informado de que había caído en la primera carga de caballería, alcanzado por el fuego realista.
Pedro Camejo antes de la patria
Antes de convertirse en un símbolo de bravura y lealtad patriótica, Pedro Camejo fue esclavo. Había nacido en San Juan de Payara, en los llanos de Apure, circa 1790,........
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