El realismo mágico de la escasez en Venezuela: cuando economía y la tecnología fracasan, por David Morán Bohórquez
La economía, en su esencia más pura, se define como la ciencia que estudia la escasez. Desde los tiempos de Lionel Robbins, quien la describió como la disciplina que analiza cómo los seres humanos gestionamos recursos limitados frente a deseos infinitos, esta idea ha sido el pilar de la teoría económica. Nos enseña a racionar, a priorizar y a tomar decisiones en un mundo donde nunca hay suficiente para todos. Sin embargo, frente a esta visión de restricciones, la ingeniería y su hija predilecta, la tecnología, emergen con una propuesta radicalmente opuesta: crear abundancia, es decir, dar más con menos.
La economía nos confronta con la realidad de lo finito. Piensa en el agua, el petróleo o incluso el tiempo: son recursos que no podemos multiplicar a voluntad. Los economistas diseñan modelos para distribuirlos eficientemente, ya sea a través de mercados, políticas públicas o incentivos. Pero su enfoque parte de una premisa inamovible: el pastel es limitado, y la tarea es cortarlo bien. Por ejemplo, ante una sequía, el economista calculará cómo asignar el agua disponible entre agricultores, industrias y hogares, aceptando que alguien inevitablemente recibirá........
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