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El espíritu que decide nuestro mañana, por Dayana Cristina Duzoglou Ledo

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25.09.2025

Hay un pulso invisible que atraviesa la historia, una corriente silenciosa que orienta a las sociedades como si fuese una brújula secreta. En él se entrelazan ideas dominantes, aspiraciones colectivas y tensiones que estremecen a las masas. Ese pulso, que los filósofos alemanes denominaron zeitgeist (espíritu del tiempo), marca el rumbo de cada era. Hoy late con una intensidad decisiva, en un umbral donde nada volverá a ser igual.

Los avances tecnológicos no solo transforman nuestras capacidades, también anuncian un periodo posthumano. Algoritmos, esperanza y miedo se enfrentan cada semana en decisiones políticas, inventos científicos y avances en aceleración digital y transhumanismo. Incluso la promesa de revertir la vejez ya ha tenido éxito en modelos experimentales.

A nivel ciudadano, el zeitgeist se manifiesta en países que empoderan a sus ciudadanos a través de la tecnología. Estonia lo demuestra: ha prosperado eliminando la burocracia y digitalizando el Estado. En este mismo escenario, Latinoamérica, y especialmente Venezuela, tiene una oportunidad de oro para renacer y ejercer una influencia positiva en el nuevo espíritu mundial. Como bien dijo Viktor Frankl, “cuando no podemos cambiar una situación, debemos transformarnos a nosotros mismos”. Ese es hoy nuestro desafío regional, y también nuestro desafío como venezolanos.

El zeitgeist del siglo XXI: entre la singularidad y la eternidad

El zeitgeist es el latido invisible de una era: la suma de sueños, miedos y aspiraciones que orienta a la humanidad. Hoy, ese pulso se acelera con una ingeniería vital que desafía los límites de la biología, al intentar no solo curar, sino reprogramar la vida misma. Un ejemplo es Altos Labs, respaldado por Jeff Bezos, que investiga cómo revertir el envejecimiento celular. En paralelo, el genetista David Sinclair, profesor en Harvard y referente mundial en biología del envejecimiento, propone tratar la vejez como una enfermedad curable. Su equipo ya ha logrado rejuvenecer tejidos en animales, abriendo la puerta a una revolución biomédica. La industria de la longevidad apunta a superar los 600 mil millones de dólares este año, evidencia de un cambio profundo que podría materializarse en menos de........

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