Antonio Ledezma: Clandestinidad sin redes sociales
En un intento socarrón por desvirtuar la lucha de resistencia de millones de venezolanos, y en particular la de María Corina Machado, algunos “colaboradores” se han dedicado a banalizar su situación de clandestinidad, balbuceando frases preelaboradas con un lenguaje sibilino, pretendiendo descalificar tan arriesgado esquema de combate. Critican su llamado a la desobediencia civil y se esmeran en contrastar, con argumentos rebuscados y comparaciones absurdas, la realidad actual con los diez años de dictadura que comenzaron en Venezuela a finales de 1948, tras el derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos. Sin embargo, la clandestinidad de entonces y la de hoy son mundos distintos, y minimizar el coraje del pueblo venezolano actual es un error que no podemos permitir.
En los años cincuenta, los presos políticos y quienes resistían clandestinamente no contaban con las herramientas que hoy damos por sentadas. En 1951 o 1957 no existía internet, ni Instagram, ni Facebook, ni YouTube, ni X, ni TikTok. La organización dependía exclusivamente de redes humanas: células que integraban ciudadanos corajudos que habilitaban los escondites de líderes como Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevali, Antonio Pinto Salinas o de Rómulo Betancourt antes de su destierro. Los sabuesos de la Seguridad Nacional, bajo el mando de Pedro Estrada, recurrían a delatores —los infames “sapos”— y a torturas inhumanas para arrancar información sobre el paradero de estos u otros luchadores. La represión era feroz, y la clandestinidad significaba vivir bajo la constante amenaza de ser capturado o asesinado. También en cada circunstancia se organizaron fugas espectaculares, como la de Alberto Carnevali, escapando del Puesto de Socorro en Caracas el 26 de julio de 1951 y la Operación Guacamaya, implementada a comienzos de mayo del año en curso, que dejó al desnudo las debilidades de la dictadura de Maduro.
Hoy, la tecnología ha transformado radicalmente la forma de resistir. ¿O es que no recordamos que la campaña electoral que cerramos con la épica victoria del 28 de julio se apoyó, fundamentalmente, en el uso de las........
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