Antonio de la Cruz: La nueva Guerra Fría
La guerra del futuro no se libra por territorios, sino por la definición de la realidad.
En las aguas del Caribe Sur se libra una guerra que no se anuncia, pero que redefine el equilibrio del hemisferio.
No es ideológica, como la del siglo XX.
Es una confrontación entre la democracia y el crimen, entre Occidente y los regímenes que han hecho del Estado su guarida.
No hay misiles en el aire, pero sí flotas, radares y sanciones.
El lenguaje de la guerra se volvió silencioso y el Caribe es su nuevo campo de batalla.
Una Guerra fría donde los protagonistas no buscan conquistar territorios, sino imponer una narrativa y sobrevivir al tiempo.
El Caribe, frontera del siglo XXI
La historia no se repite, pero rima, dijo el escritor Mark Twain.
En la primera Guerra fría, el Caribe fue el epicentro de la confrontación nuclear.
Hoy, vuelve a ser el tablero donde se mide el poder, aunque los jugadores y las motivaciones hayan cambiado.
Bajo el liderazgo del presidente Donald Trump, Estados Unidos ha convertido el Caribe Sur en una línea de contención marítima.
El despliegue del USS Gerald R. Ford, las operaciones del Comando Sur y la diplomacia de presión máxima apuntan a un solo objetivo: desmantelar el Cártel de los Soles. Esta estructura funde crimen, Estado y propaganda bajo el régimen de Nicolás Maduro.
No, esto no se trata de invadir Venezuela.
Esto consiste en estrangular el flujo ilícito que sostiene al régimen: petróleo, oro, drogas y alianzas militares.
Una Guerra fría sin desembarcos, pero con bloqueo financiero y cerco geopolítico.
Dos racionalidades enfrentadas
En el........





















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