De caretos, jetas y apariencias
Koldo García / JOSÉ LUIS ROCA
Según decía Cicerón "la cara es el espejo del alma" porque refleja aquello que está oculto. Otros limitan esa percepción a la mirada, ya que transmite nítidamente las emociones.
Así, en el cine, si se hubiera querido encontrar hace años a un actor para interpretar a alguno de los "malos" de las películas, bastaría con haber elegido, sin duda alguna, la jeta de Edward G. Robinson, o de James Cagney, porque sus caretos no ofrecían ninguna duda; nacieron para eso y así desarrollaron, salvo casos aislados, su carrera cinematográfica. En el momento actual, otros actores bastante más agraciados en su aspecto físico, como pueden ser Al Pacino o Robert de Niro, podrían ser elegidos para representar los mismos personajes, si bien es cierto que al espectador le costaría más trabajo identificarlos. Humphrey Bogart lo mismo servía para un roto que para un descosido, o sea, que cuando se le veía aparecer en la pantalla no se sabía a ciencia cierta a qué carta quedarse, porque una vez era el "bueno" y otra el "malo", según la conveniencia del productor de turno. Lo mismo podía ser un osado detective que un delincuente perseguido por la justicia, y es que las apariencias........
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